La alimentación de caballos no es tan sencilla como la de otros animales. No es que sea especialmente difícil, pero debes tener en cuenta ciertos aspectos para alimentarlos correctamente. En la actualidad existe una gran variedad de alimentos para caballos, pero es esencial saber que no cualquier alimento le va bien a tu ejemplar, para que tenga todas sus necesidades nutricionales cubiertas. Si, por alguna razón, aunque alimentes correctamente a tu caballo, este da muestras de no estar muy bien de salud, lo más recomendable es que consultes a tu veterinario para que recomiende algunas vitaminas para caballos.
Todos saben que los caballos son animales herbívoros y que por tanto necesitan de heno, paja, pasto o granos. Pero, ¿qué cantidad necesitan y qué tan seguido hay que alimentarlos? Esta respuesta depende de varios factores como la raza, edad, tamaño, peso, salud y carga de trabajo del animal. E incluso del clima.
Debido entonces a la individualidad del equino no existe una fórmula mágica que permita alimentarlo de forma eficiente. Es necesario que comprendas cuáles son las necesidades nutricionales del animal en base a sus características físicas y a sus actividades diarias para que puedas establecer una alimentación adecuada.
1. Deben comer muchos carbohidratos estructurales
Es fundamental que la mayor parte de la alimentación de caballos sea forraje, es decir, heno, alfalfa, paja o pasto. Estos son carbohidratos esenciales para su organismo. Lo recomendable es que consuman entre 6 y 9 kg diarios. O el equivalente al 1 o 2 % de su peso corporal en heno. Es importante que te asegures que el caballo cuente siempre con suficiente heno para masticar. Por otro lado, debes asegurarte de que este alimento no esté lleno de moho ni de polvo.
2. Deben complementar su alimentación con granos
Una alimentación equilibrada es clave para la salud de cualquier ser vivo. En el caso de los caballos, estos no solo necesitan de los carbohidratos estructurales que se encuentran en el forraje, sino que además necesitan de los carbohidratos no estructurales. Estos se encuentran en alimentos como el maíz, la avena y la cebada. Por otro lado, si el clima donde vives es cálido, es recomendable proporcionar los granos durante las horas más frescas del día.
3. Debe tener acceso a agua limpia
Tal como la comida, el agua también es esencial en la alimentación de tu caballo. Se trata de un líquido indispensable para la vida de cualquier ser vivo. Y el caballo no es la excepción. Debes asegurarte que tu caballo tenga acceso a agua limpia y fresca la mayor parte del tiempo. Estos animales requieren entre 18 y 56 litros de agua diarios.
4. Complementa su alimentación con pienso
Cuando se trata de alimentación de caballos, debes tener en cuenta que el forraje y los granos son los que le dan la mayoría de los nutrientes que necesita para estar bien. Sin embargo, estos animales también necesitan de otros nutrientes como proteínas, grasas, vitaminas y minerales. El heno y el pasto le ofrecen al caballo la mayor parte de las calorías que necesita, pero si le das un poco de pienso enriquecido todos los días podrás ayudar a cubrir los vacíos nutricionales.
5. Ajusta sus alimentos según sus actividades diarias
Tal como hemos indicado, tu caballo necesitará más o menos alimento dependiendo de características como su peso, tamaño, raza, etc. Pero también debes tener en cuenta que sus necesidades nutricionales varían dependiendo del tipo de forraje que consume (unos dan más energía que otros) y del tipo de actividad que realice. Debes evaluar lo que hace para determinar si debes aumentar o restar la cantidad de alimento que le das.
6. Aliméntalo una hora antes o después de montar
La digestión es un proceso importante que debe respetarse incluso en los animales. Por ello si tu caballo va a realizar algún tipo de actividad física, debes programar su alimentación para una hora antes o después de dicha actividad. No puedes alimentar a tu caballo antes o inmediatamente después de haber realizado un ejercicio extenuante. De ser así el flujo de sangre se desviaría de sus órganos y podría interferir con su digestión.
7. La digestión debe comenzar con un alimento suave
Por otro lado, es importante saber qué alimento suministrar primero para que la digestión sea la correcta. Es vital que esta comience con un alimento suave. Por esta razón se recomienda suministrar en las mañanas el pasto, ya que este es el alimento natural de estos animales. Después de esto podrás suministrar el concentrado u otros alimentos. Recuerda siempre retirar los sobrantes y asear los comederos y bebederos antes de ofrecer una nueva comida.
8. Si vas a cambiar su alimento, debes hacerlo gradualmente
Con tantos tipos de alimentos para caballos que existen en el mercado, es probable que por una u otra razón debas cambiar la alimentación de tu caballo por otra. Si este es tu caso, debes tener en cuenta que no puedes hacerlo de forma abrupta. En la alimentación de caballos los cambios deben darse de forma gradual. Por tanto, la mejor manera de hacerlo es sustituyendo primero el 25 % del alimento antiguo por el nuevo. Dos días después puedes reemplazar el 50 %. Y un par de días más tarde reemplazar el 75 %. Así en menos de una semana debes haber sido capaz de sustituir al 100 % el alimento viejo por el nuevo.
9. Alimenta a los potros con suplementos especiales
Si tienes un potro es importante que sepas que debes alimentarlos con suplementos especiales para ellos. El sistema digestivo de estos animales depende de la leche en un inicio. Por ello para mantenerlos sanos es vital suministrar el pasto de forma gradual, así como otros alimentos equilibrados. Si el potro cuenta con una suplementación eficiente desde temprana edad, podrá tener un mejor desarrollo.
10. Dale a tu caballo raciones pequeñas
Debes tener en cuenta que, aunque el caballo sea un animal grande, su estómago es pequeño. Esto significa que no es capaz de contener una gran cantidad de alimento en su interior. Sin embargo, debido a la energía que gasta requiere reponer constantemente sus energías a través de la alimentación. Por este motivo debes darle raciones pequeñas pero varias veces al día.